Antonio Basagoiti es la clave

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Estos días, dictado por esa fuerza imparable con la que se propulsan las reacciones políticas, similares a esos reflejos epidérmicos ante una substancia reprobable, Antonio Basagoiti, -en nombre de su partido- condicionado, hasta la exageración, como el resto de las fuerzas políticas en la Euskadi ansiosa de recobrar por fin la Paz, ha declarado una serie de cosas, ante el último comunicado de ETA, en la línea de lo que cabía esperar. Y en eso ha sido como todo el mundo: todos han dicho lo que era previsible, ETA incluida. Da la impresión que la Paz y el final de la violencia son cuestiones sin mayor trascendencia, en la apretada agenda de nuestros políticos, y que las evacuan con una preocupante rapidez. A nadie le hubiera sorprendido que los PC de nuestros partidos políticos hubieran tardado algo más de tiempo en actuar, que la reacción hubiera sido algo menos superficial, más guiada por la cabeza que por las tripas. Hubiéramos aceptado un silencio prudencial de varios días, lo que les hubiera dado más tiempo para reunir a sus ejecutivas, para pulsar los ánimos de las instituciones, consultar a los compañeros de ruta, sondear a los votantes y militantes, para hacerse eco de algo que se parezca a una opinión pública, al sentimiento de la calle. Recabar la opinión de parientes en América, qué se yo, reflexionar pausadamente, qué demonios. Igual ese tempo, ese tono exigible a una forma sostenible e innovadora de hacer política, ha sido, también, víctima de ETA y no se puede hacer con normalidad. Lo admito. El comunicado, dicen los escribas de la cosa, anuncia una tregua general, permanente, verificable.
Elementos, ellos, insuficientes para que el libelo sea tratado en la Corte y cobre rango de ser considerado. A toda vista, Antonio Basagoiti,  ha sido quien con más dureza y contundencia ha descalificado el anuncio etarra, haciendo “hincapié en la importancia de que ETA-Batasuna no esté en las próximas elecciones municipales porque está convencido de que, de esa forma, van a estar abocados a una crisis total y pasarán de comunicados repetitivos a hacer los deberes: entregar las armas o separarse del todo". Muy bien, más claro imposible. Muchos coincidimos con él y sabemos que para ETA la estrategia militar es históricamente incuestionable.

Pero, pregunto al líder del Partido Popular: ¿Está tan seguro que esa crisis, que sería deseable provocar, en la relación ETA/Batasuna desembocaría en que, esta última, al fin, haría sus deberes? ¿No sería más probable que su presencia, en las instituciones, hiciese más irreversible la vuelta de ETA a las andadas? Es evidente, que existe una pugna sin cuartel en el seno de ETA como en todas las encrucijadas en la que ha estado, entre los que quieren parar y los que no lo quieren hacer. Esta vez, además, la frontera está más delimitada entre los políticos (Batasuna) y los militares (ETA) y no tan difusa como en ocasiones anteriores, donde los enfrentamientos estratégicos recorrían, de forma transversal, ambas esferas de ese mundo. Mantener todo como está, -a Batasuna fuera de las elecciones, a los cientos de miles de manifestantes de su última demostración de fuerzas en Bilbao en la más viva de las  frustraciones, a los presos dispersos y en condiciones humanas discutibles- sería otro golpe de tuerca al inmovilismo. Antonio Basogoiti se alzó a la capitanía de su partido para modular y recentrar el discurso de su predecesora en el cargo,  a las órdenes de Mayor Oreja, cuyas teorías siguen siendo tan sofisticadas como erróneas.

Antonio Basogoiti no puede dejar que su compañero de armas y ex ministro del interior “sangilice”, de nuevo, el discurso del Partido Popular, tras los esfuerzos notorios realizados por el político bilbaíno y su equipo, para ser más receptivo a este país. Antonio Basagoiti puede que acierte cuando afirma: "Avances, si se quieren ver, que se vean, pero objetivamente es lo de siempre, un paréntesis subordinado a sus múltiples paranoias”. Pero, le pregunto: si nos encontramos ante sujetos presos de sus alucinaciones y paranoias como él afirma, ¿es prudente llevarles hasta el límite?, ¿no es arriesgado cerrar la salida a un paranoico cuya reacción ya no es ni previsible ni proporcionada? A un paranoico jamás hay que echarle un pulso ni hacer lo que exige, claro está, pero, entre esos dos extremos caben políticas inteligentes, finas. Antonio Basogoiti tiene que ser el hombre que hizo posible la paz, arriesgándose a ser, en un primer momento, incomprendido por sus correligionarios del resto del estado español.

Pero rehabilitado, con fuerza y entusiasmo por haber sabido romper esquemas, apostar por una estrategia de futuro. El trabajo de Antonio Basagoiti es un trabajo inacabado, está en un cruce de caminos, él lo sabe perfectamente y, quizás, el tema ya sólo sea una cuestión de tiempo. Si el nuevo partido de la IA cumple estrictamente, en sus estatutos, con la normas exigibles en democracia y no se demuestra su supeditación fehaciente (nueva expresión nebulosa que está de moda) ¿qué y quién les puede cerrar el paso a las elecciones de Mayo 2011? Otegui ha declarado que con la IA en las elecciones municipales el paso de ETA será más irreversible aún. ¿De qué lado quiere, Antonio Basagoiti, que caiga la balanza, en el pulso interno, en el seno de la Izquierda Aberzale? Quizás, sea Antonio Basagoiti a quien le corresponda romper este círculo vicioso en el que nos encontramos. Mentalmente, está a su alcance tanto por su carácter, como por el momento de su carrera en el que se encuentra. ¿PNV y PP, no son los dos principales valedores del foralismo renovado y moderno, del mantenimiento de las diputaciones etc.? A ver cuando eso se traduce en alianzas tácticas y sirve, también, para traer la Paz.  Por otro lado, también hay que decir que se tienen que reunir unas condiciones mínimas que permitan, a Antonio Basagoiti, dar un paso al frente. Porque  ¿es que alguien, con dos dedos de frente cree que se pueda avanzar sin convencer a este político, sin darle garantías, sin permitirle ir a Madrid con esa tarjeta de visita, sin ayudarle a hacer bascular a su partido hacia nuevos horizontes? Todos sabemos que, en realidad, la Paz siempre será reversible o no será, como  la vida misma. Dejémonos de tonterías. No seamos prisioneros de las palabras.

Entregad las armas y que..., quien las entregue, las puede volver a coger a la vuelta de la esquina. Por Dios, abramos los ojos, y dejemos los viejos latiguillos para otros menesteres. Sólo las cosas que son reversibles se hacen con determinación y voluntad. Antonio Basagoiti, ¿dejará a su principal rival constitucionalista el monopolio de “hacer posible la integración” de Batasuna?, ¿permitirá con los brazos cruzados, que la derecha española inicie el debate recentralizador de la mano de Aznar, y todos sabemos lo que, para Euskadi, puede significar, sin reaccionar y sin dejar constancia de otras alternativas para los vascos? Pero sobre todo ¿el movimiento vasco hacia su soberanía, no puede alcanzar cuotas de heterogeneidad suficientes para hacer posible, en su seno, un fleco liberal encarnado a medio y largo plazo por Antonio Basagoiti con toda normalidad? ¿Puede, Antonio Basagoiti, ignorar que aunque este comunicado es parcial y provisional, también, es determinante para avanzar? ¿Por qué no se podría aceptar una solución al problema vasco dentro de una dinámica de construcción europea más activa y democrática? ¿La derecha liberal vasca, dará una oportunidad para que se consolide la suficiente ideología pacifista, en el seno de la izquierda abertzale, que permita que la paz se asiente de verdad? A ETA hay que exigirle que su cese de la violencia sea permanente, definitivo, general, verificable, biodegradable y mucho más. A ETA le exigimos todo, y será siempre poco, pero a los políticos también les debemos exigir que sean receptivos, sostenibles, innovadores y sensatos ante el momento histórico actual. ¿Alguien pensaba que ETA, con la solemnidad de un  cisterciense, en su comunicado iba a solicitar beneficiarse de la Ley concursal por haber dado en quiebra?

Hay que introducir lo errático para encontrar el lugar por donde podría romperse el eslabón débil de esa cadena que nos impide avanzar poniendo fin a ese encadenamiento de acontecimientos que se retroalimentan de un modo estéril y destructivo, produciendo, únicamente, hechos sin sentido ni perspectiva. No está escrito en ningún manual cómo hay que llegar a la Paz. Los malabarismos ya no sirven: la clave es Antonio Basagoiti, hombre fuerte de la derecha vasca, al que la Historia del País Vasco reubicará en el lugar singular que le corresponde pese a que la política,  enfrascada en su rutina diaria, rácana y sectaria, se lo niegue aún. Es muy probable que, con el tiempo, se le reconozca que fue quien puso, en el mapa de la Euskadi que todos los demócratas queremos, a una derecha respetuosa de esta tierra, de su historia, de su lengua, en el lugar democrático que le corresponde. También, por un político por el que la Paz fue posible, porque supo sacar a su partido en Euskadi de las trincheras, de un modo inédito y eficaz.

FORMACIÓN ACADÉMICA: - Diplomado en Economía Política. Universidad de Vincennes 1975 - Licenciado en Derecho por la Universidad de París VIII y Madrid. 1981. - Maitrise Ciencias Políticas (París).1983. - Cursos monográficos del Doctorado. (S. Sebastián). 1982. - Suficiencia de Investigación Diploma de la UPV 2002 .Programa de doctorado realizado: “ Procesos de cambio en la sociedad actual.” MIEMBRO DE LA SOCIETE FRANCAISE DE L’EVALUATION. PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD VASCA DE LA EVALUACION DE LAS POLITICAS PUBLICAS Español / Francés: Bilingüe

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