¡En París quisieron matar a su juventud!
¡En París quisieron
matar a su juventud!
publicado Diario Vasco ( grupo Vocento ) 15/11/2015
Esta mañana nos
parecía tener ante sí, unas dimensiones terroristas de una escala que todavía hoy desafía la
capacidad de nuestra ingenua mirada y de la inteligencia humana para abarcar el
mundo tan inseguro que nos toca vivir. Ello era sin embargo sin contar con lo
que ocurrió en las Torres Gemelas de Nueva York, o los trenes de Atocha en
Madrid. ¿Pero alguien ya se acuerda de ello? A parte claro esta las víctimas y
sus familias.
El viernes, antes de ayer, día casi veraniego con su
anochecer suave como pocas veces se ven por estas fechas en la capital
francesa. Los ángeles de la muerte estaban decidimos a que ese oasis
climatológico, lo recordásemos el resto de nuestros días, pero por otras razones
muchísimo menos alegres. Y tan solo ellos lo sabían. Los objetivos habían sido
sentenciados. El lugar donde Francia gano su celebrada copa del mundo, ese Stade
de France, el de la era de Zinedinne
Zidane , un argelino y francés integrado, cuyo modelo de éxito está en las
antípodas de lo que desean los verdugos para sus compatriotas de origen Magrebí.
Un Coliseo donde un equipo compuesto de jugadores en mayoría de color y
magrebís hizo poner la carne de gallina para mucho tiempo a un país entero reconciliado,
por algún tiempo, con sus demonios identitarios.
La pifia sanguinaria preveía además bares de copas con
terraza repletas de los jóvenes del este parisino, una sala de fiestas y de
conciertos señal de identidad de toda un barrio. El Ba Ta Clan, y por extensión
la onda expansiva debía estremecer el más recóndito lugar de la capital. La
muerte al más alto nivel de destrucción posible, para herir en el alma a todo
un pueblo, a sus más jóvenes sobre todo. Los jóvenes fueron su objetivo
principal, a aquellos, muchos, a los que aun no han conseguido alistar a sus
escuadrones para matar al alba. El objetivo era doblegar a esa generación que
no ha conocido la guerra, que se incrusta en la pirámide de la edad en los
renglones de entre los 20 y 35 años, y
que no debía pasar a la historia sin un gran traumatismo de masas, sin una
marca al hierro de la ignominia salafista
y corrupta, que ayer salió de su madriguera trapera.
Hacia buen tiempo era viernes de noche, uno de los días favoritos en esos barrios de París,
entre el verano y las Navidades. La Rue Faubourd Saint Antoine, La Rue de
Charenton, Rue de l’Happe, Rue de la Roquette, etc. , donde lugares de
diversión juvenil zigzaguean por unas arterias más pequeñas que desembocan en
otras más bien medianas, de un barrio entre semana hormiguero de actividad
artesanal y comercial. Arterias vivas que llegada la noche, se mutan en
esplendidos recintos a cielo abierto donde los hijos de los salariados, de las clases
medias, franceses, inmigrantes, parados, artistas, en la
más perfecta armonía y mestizaje ocioso, se mezclan hasta altas horas de la noche,
sin mayor compromiso que el de pasárselo bien. Algunos esa noche ignoraban que
habían sido condenados a muerte por el tribunal de las Tinieblas.
Barrios del este parisino, el de la Bastilla a la cabeza
remodelados y urbanísticamente dinamizados por las instalación, en la era
Mitterrand, de grandes infraestructuras artístico-culturales, como su gran
teatro del mismo nombre que cambiaron la fisionomía y perfil social de sus
habitantes, al ir haciéndose un barrio más saludable, mejor equipado, de donde
se expulso la marginación, la droga y la prostitución, para dar cobijo a gente
joven, profesiones liberales, talleres de artistas. La noche la fiesta campaba
a sus anchas. El Ba Ta Clan el lugar principal de la matanza, como un buque insignia del popular barrio
martirizado, su nombre lo debe a la opera Ba Ta Clan de Offenbach,
hoy transformada en sala de fiestas donde desfilaban lo mejor del espectáculo
en vivo de todos los géneros.
¡Han asesinado el Ba Ta Clan!! , diríamos hoy, como en
otros tiempos ese llanto nacional que también unió a los franceses ante la
barbarie que les echaba encima. Insistimos nuevamente este atentado, ha sido
contra los jóvenes, contra esa juventud
de todos los colores, multicultural, contra el ocio contra la diversión, el placer,
y el futbol. Contra todo lo que, una criminal interpretación del Corán, niega a
los hombres y mujeres libres.
Se ha sabido, pero no entiendo
llegados a estas alturas porque ocultarlo, que mientras los mercenarios del
caos mataban y mataban, numerosas llamadas amenazantes se relazaban a los
domicilios, de magistrados, de políticos de personalidades culturales. No
entiendo porque se insiste tanto en ocultar las metástasis autoritarias y
criminales que sufre en profundidad la sociedad francesa. Porque anteayer a
noche, hubo matarifes por un lado y
actores de serie B del crimen por el otro expandiendo el terror a la misma hora
por los domicilios de un modo anónimo y cobarde.
Escarnio a otra escala, que a España quiso importar ETA.
Durante años, haciendo frente a esta lacra, con firmeza democrática, a esta
organización se la derrotó. Labor inmensamente más ardua la que tenemos antes
estos nuevos fanáticos, pero nos ayudará a ello pedir clarificación de posturas
a quienes se columpian inquietantemente sobre el terrorismo islamista, para
mejor discernir la amplitud del mal y los apoyos sobres los que se sustenta este
infame.
Albert Camus nos decía al final de su
obra La Peste:”… un día llegará donde para desgracia y lección de los hombres,
la peste despertará a sus ratas y las enviará a morir a una ciudad feliz”
La desgracia ya nos hacemos cargo de ello, pero aprender, ¿ya aprenderemos alguna
vez algo de estas duras pruebas?
José Luis Gómez Llano, Sociólogo.