Las 24 horas de la vida de un sanferminero (X)

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NUNCA ESTARAS SOLO EN EL CAMINO    (15 de julio, Capítulo 10)
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El arte de envejecer no tiene nada que ver ni con la cartera ni con los genes, sino con la organización, y yo, en San Fermín, soy un vivo ejemplo de ello. Pese a ello, la mohína se adueña de mi alma cuando acudo a un lugar secreto de la Ciudadela, al risco donde todos los años a modo de despedida echo mi piedrecilla – como los atlantes- al rimero de guijarros allí acumulado en recuerdo del continente sumergido, ese último vestigio del amor primitivo que para mi encarna Iruña.

Luego me meto en ese cenobio festivo en el que se ha ido convirtiendo mi furgoneta, y para canalizar los lances de melancolía megalítica que me achacan, pongo, por enésima vez desde esta mañana, “Nunca te quedarás solo en el camino”, que tantas tardes ha acompañado en Ansfields a su ruidosa afición futbolera, mientras sigo sin entender qué les pasa a estas vacas sagradas del rock, como Mick Jagger, Bruce Springsteen y, ahora, Paúl McCartney, condecorado de la mismísima mano de Obama. A Loquillo, si sigue así de subversivo, le denegarán la admisión en la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, por declarar que vive en Euskadi por amor e inteligencia. ¡Tanto le costaba reconocer que es porque en los villorrios vascos vivimos de escándalo! Bueno allá él.

La vuelta a casa es como un vía-crucis, con tres meses de retraso u ocho, según si abres el calendario bien o al revés. He calculado que al goce le he dedicado una media del 57,5% del tiempo; 25% a alimentarme, y otro 17,5%, a descansar. Indicadores estadísticos algo impersonales que contrastan con el hechizo tangible de la fiesta que milenios no han bastado para borrarlo, pese a que la clerigalla institucional ignora que es una fiesta que siempre será transgresora. Estos datos me sirven, además de para comprobar la evolución de mi programación año tras año también para utilizarlos ante algún fantasma del barrio de esos que, tras visitar el campo de fútbol de la Roma, ya se creen expertos en derecho canónico.

A renglón seguido toco zafarrancho de aseo final; siempre hay que estar limpio en San Fermín, y cuando te vas, más si cabe, como homenaje a la ciudad que tanta tolerancia ha demostrado tener con la mugre a gran escala, todos estos días. Los que arguyen eso de que la higiene y los hábitos corporales de limpieza son fenómenos de naturaleza cultural con significados símbolos según las épocas, me parecen que actúan de mala fe; los perdedores siempre están hechos unos guarros. Ahora hasta el año que viene me olvidaré de todas estas historias porque como dice el dicho: “Quien olvida su historia está condenado a repetirla”. Espero que así sea.

Pese a que me presento impecable, la acogida al volver a casa me recuerda aquello que le ocurrió a ese señor que volvió a solicitar en matrimonio a su ex mujer y esta lo aceptó. Nuestro héroe nunca supo distinguir con nitidez durante el resto de su vida, qué parte hubo, en la aceptación por su ex de tan sorprendente envite, de venganza, y qué parte fue una apuesta que hizo con sus amigas.

Mi arribada a casa resulta ser el acabose. Verme tras la puerta, supone un sufrimiento que sólo puedes infligir a tus seres más queridos. Con el rostro del que desciende de la serranía, con el cogote atezado y copetes y mechones color cobalto me presento ante mi esposa que esta ahí algo rara; ella siempre se despide de mí como si no fuera a volver a verme más. Cuando llega el momento de despedirnos, sólo se interesa por las cuestiones prácticas (cómo se cambia un plomo fundido, dónde se corta el agua en caso de fuga, dónde esta el doble de las llaves del coche, la del camarote, etc.), como si el manejo de nuestra casa de siempre fuese el de un piso alquilado para dos semanas, y del que desconociera todas esas cosillas.

Por un instante, la duda me embarga al sentir que las señas de mi presencia anterior en mi propio domicilio sorprendentemente se han evaporado y el hecho que estemos en el momento habitual de la limpieza a fondo en las casas, no la disipa del todo. Saneamiento que alcanza hasta los sitios más recónditos, e implica sacar brillo a las mismísimas puntas de las chinchetas de las cuales pendían los cuadros, antes de mi marcha. En mi despacho, espacio abierto que he dejado escandido por torreones y líneas verticales para afirmar que es la sede del principio de la autoridad, hallo mi mesa de trabajo abarrotada de mejunjes y productos de limpieza. Todo un detalle.

FORMACIÓN ACADÉMICA: - Diplomado en Economía Política. Universidad de Vincennes 1975 - Licenciado en Derecho por la Universidad de París VIII y Madrid. 1981. - Maitrise Ciencias Políticas (París).1983. - Cursos monográficos del Doctorado. (S. Sebastián). 1982. - Suficiencia de Investigación Diploma de la UPV 2002 .Programa de doctorado realizado: “ Procesos de cambio en la sociedad actual.” MIEMBRO DE LA SOCIETE FRANCAISE DE L’EVALUATION. PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD VASCA DE LA EVALUACION DE LAS POLITICAS PUBLICAS Español / Francés: Bilingüe

1 comentarios:

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Anónimo
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04 septiembre, 2010 delete

Espero que te animes a escribir de nuevo pronto.

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Bienvenido sea tu comentario que seguro que interesara hasta a los que no la comparten. Gracias