Un informe necesario y bajo sospecha
17:52 by gomezllanos 0 Comentarios A+ a-
El autor propone que se den a
conocer a la opinión pública los datos metodológicos empleados para
elaborar los informes «con idéntico celo al que movilizamos para dar a
conocer los resultados»
12.12.11 - 02:01 -
JOSÉ LUIS GÓMEZ LLANOS | SOCIÓLOGO. PTE DE EVALUAR (SOCIEDAD VASCA DE EVALUACIÓN DE POLÍTICAS PÚBLICAS)
Acaba de crearse en el Parlamento Vasco, llámese como se
llame, una ponencia para el análisis del actual modelo institucional
vasco como primer paso de una profunda reforma de una administración
hipertrofiada y costosa, en un momento en el que además reina una máxima
incertidumbre sobre el futuro del Estado del bienestar. Se persigue
establecer un diagnóstico de situación que, para ser más exacto,
convendría llamarlo coste de la 'No-Euskadi'. El informe de expertos que
ha destapado el entuerto ha conseguido cuantificar, por fin, el dinero
que se malgasta por la duplicidad de servicios en el entramado
institucional de Euskadi, cifrando los despilfarros en 403.081.410
euros. Desconcertante es la cifra, como el misterioso método empleado
para llegar a calcularla.
¿Hay que ver en la aparición de este informe la expresión
de una moda, de una tendencia, el síntoma de un malestar en la gestión
de la acción pública o la señal alentadora de la capacidad de los
gobiernos para adaptarse a los retos de un mundo cambiante? ¿Deberíamos
estar contentos, satisfechos o preocupados con la proliferación de este y
de otro tipo de informes, algunos reforzados por ponencias
parlamentarias que vienen a socorrer sus limitaciones de origen, cuya
rentabilidad no la vemos siempre con claridad y nos alarma más que lo
que nos orienta? Su mérito principal, quizás más que por su calidad, se
deba a que pone ante la opinión pública problemas importantes sobre los
que reflexionar. Dicho esto, tan importante como hablar de las
duplicidades en las instituciones vascas y sus remedios me parece
oportuno tratar del modo de producción de los conocimientos a los que
recurren los poderes públicos para tratar estas y del resto de las
cuestiones que afectan a la sociedad.
El asesoramiento y los expertos que lo suministran juegan
un papel cada vez más decisivo -pero cada vez más cuestionado también-
en el funcionamiento de las sociedades modernas. Las instancias
políticas, parlamentos incluidos, frecuentemente recurren a expertos
supuestamente independientes para recabar de ellos el estado de los
conocimientos y formular recomendaciones sobre una cuestión particular,
intentando hacernos olvidar el contexto en el que su elaboración ha sido
encargada y realizada, para ocultar la finalidad que se persigue pese a
que todo el mundo entiende que el uso de esos 'doctos conocimientos' se
transforman pronto en una herramienta en la estrategia de los actores
públicos, en sus confrontaciones y disputas políticas. En estas
circunstancias, no sería exagerado preguntarse si estas prácticas no
están conduciéndonos gradualmente a privar al ciudadano de su derecho a
tomar las decisiones (a través de sus representantes) en unas
condiciones democráticamente aceptables.
Por lo tanto, no vendría mal ser más riguroso con los
procedimientos (declaración de conflictos de interés, etc.), para
preservar esa independencia. La transparencia del trabajo del experto
debe de garantizarse, todo el protocolo de su contratación debe de ser
cristalino desde el encargo sin lo cual su misión quedaría emborronada.
No hay dictamen de expertos que se legitime si no va precedido del mayor
grado de trasparencia posible (metodología detallada, duración, perfil
de los expertos, pluralidad del equipo, coste). Puesto que sabemos que
las recomendaciones y conclusiones siempre son las prisioneras de las
metodologías y del respeto a una determinada conducta deontológica que
nos hemos marcado, debemos dar a conocer estos datos de partida, con
idéntico celo al que movilizamos después para dar a conocer los
resultados. La ventaja de todo ello es además conforme al rigor
intelectual y académico, que se debe de exigir por consiguiente. Es
importante preguntarse cuál deben de ser las relaciones entre el experto
y el político. ¿Qué distancia debe regir entre ellos de tal modo que no
se profane el margen de maniobra y el control sobre la decisión que se
debe preservar al político? Lo que hay en juego detrás de estas
preguntas es que el político pueda incorporar consideraciones de otra
índole distintas a las producidas por el experto que tienen como
fundamento la oportunidad, los compromisos adquiridos, la necesidad de
consensos sociales etc.
La posición de los expertos se puede definir de un modo
funcional o estratégico. Sigue siendo válido lo que al respecto nos
enseñó Max Weber, cuando decía que el experto se encuentra en un
'frente a frente' entre el científico (hoy le llamaríamos el
investigador) y el político. En el primer caso, nos explicaba que como
profesional competente e independiente tiene la capacidad de movilizar a
los resultados de la investigación para orientar el debate social y la
política. En el segundo caso, hoy observamos cómo el experto se ve
atrapado en una red de relaciones entre los actores cuyos objetivos son
parcial o totalmente contradictorias. Consciente de la ambigüedad de los
factores que hacen que se acuda a sus servicios y no perdiendo de
vista que puede ser constantemente manipulado, su obligación es luchar
contra la ilusión o la tentación tecnocrática y mediar con sus
aportaciones que siempre se ven enmarcadas entre la ética de la
convicción y la ética de la responsabilidad. Por lo tanto más que
evaluar la influencia de un informe de expertos en la toma de una
decisión política, siempre es más útil y productivo describir su
recorrido y su aportación en términos de plusvalías ciudadanas.
No puedo acabar estas reflexiones sin interrogarme sobre
la razón por la cual el Ejecutivo Vasco no recurre más a la UPV-EHU
puesto que esta atesora numerosos trabajos realizados respecto a la
gestión pública y es depositaria de las más innovadoras cajas de
herramientas almacenadas en sus despensas a la espera de ser
experimentadas, en lugar de encargar esos 'entregables' que tanto gusta
exhibir a la opinión pública después y que no siempre contienen las
suficientes dosis de perspectiva y de sentido que cabe esperar de ellos.
Bienvenido sea tu comentario que seguro que interesara hasta a los que no la comparten. Gracias