LO QUE DESVELA EL VELO ISLAMICO ( publicado)

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LO QUE DESVELA EL VELO ISLAMICO



En estas mismas páginas Javier Elzo Catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto, el 19 de diciembre de 2003 publicaba un interesante artículo de opinión titulado El velo islámico y los límites de la escuela relacionado con la reciente decisión del gobierno francés de promulgar una ley que prohíbe el porte del velo islámico en las escuelas públicas, decisión adoptada tras el dictamen de un grupo de expertos, entre los que figuraba Alain Touraine, reunido para reflexionar sobre los problemas que encuentra la laicidad en Francia. Contrariamente a lo que afirma Javier Elzo este debate es necesario incluso para nuestro país, y el hecho de que no se produzca no le quita ni trascendencia ni actualidad.

Desgraciadamente en España el debate publico brilla por su ausencia y seguimos al margen de las grandes corrientes de opinión y pensamiento europeas, en buena mediada debido a la fenomenal capacidad de succión intelectual que suponen los eternos debates relacionados con la naturaleza del estado, el terrorismo, la falta de libertades, etc., situación ésta que el propio Javier Elzo no pierde la oportunidad de denunciar siempre que se le presenta la ocasión, lo que le debería llevar a lamentar la ausencia de “maitres á penser” en lugar de ridiculizar a los países que afortunadamente los tienen.
En el país vecino los partidarios de permitir el porte del velo argumentan que los inmigrantes que se instalan en nuestros países deben poder hacerlo con sus costumbres y que la integración deseable de esta población no debe realizarse obligándoles a perder su identidad y que los países receptores tenemos mucho que ganar con este tipo de costumbres, lo que se viene llamando confusamente el mestizaje. Alegan que ésta es la manera de evitar dinámicas comunitaristas no deseables. Por el contrario, sus opositores se revelan contra lo que consideran un atentado al carácter laico de nuestras escuelas públicas. Además consideran que el velo es una tradición que atenta contra los derechos humanos, ya que en esa tradición se humilla a la mujer. Si bien el comunitarismo constituye el objetivo político-moral del fundamentalismo islámico, este riesgo es muy remoto, y por el contrario la valorización de la función del velo representa un instrumento para reducir el cuerpo de la mujer a un objeto sexual, lo que favorece la violencia hacia la mujer.
Los bandos enfrentados esgrimen a menudo argumentos de tipo moral y ético de signo opuesto para la defensa de sus respectivas tesis, o hacen referencias históricas respecto a la procedencia de este hábito.
Antes de entrar en el fondo del debate que a mi modo de ver ni es de carácter ético, ni moral, ni religioso, ni, menos aún, histórico sino político, quisiera hacer unas puntualizaciones históricas sobre los orígenes de esta costumbre, con el fin de poner de relieve cuántas veces se hace decir a la historia una cosa y todo lo contrario. Puntualizaciones históricas que pueden aclarar la tibieza con la que Javier Elzo enfoca la cuestión del velo islámico.
El primer rastro que encontramos del porte obligatorio del velo en las mujeres hay que buscarlo hace 1200 años antes de Cristo en Mesosopotania así como en numerosos países de Oriente, donde una vieja tradición semita asimilaba el pelo femenino a su vello pubiano. En el reino de los asirios llego a tener fuerza de ley. El antiguo testamento no dice ni palabra de este tema y hay que esperar a Pedro el Evangelista en su epístola a los Corintios para encontrar la mención siguiente: “Toda mujer que reza o habla bajo la inspiración de Dios sin velo comete una falta grave. El hombre él, no debe velarse la cabeza, esta hecho a imagen y semejanza de Dios, pero la mujer está hecha para la gloria del hombre, puesto que el hombre no procede de la mujer sino que es la mujer la que procede del hombre, el hombre no ha sido creado para la mujer sino la mujer para el hombre. Por todo ello la mujer debe llevar posado sobre su cabeza el signo de su dependencia”. Primer error histórico: lo del velo tiene marcadas raíces cristianas también, aunque no sea esta la única razón por la que la iglesia católica en Francia se haya pronunciado en contra de su prohibición.
Sigamos. En el Corán no se ha hallado mención expresa significativa sobre la obligación de portar el velo a las mujeres salvo lo siguiente “sólo las esposas del profeta deben de ir veladas, y se castigara con 80 latigazos a las que finjan ser tales esposas portando el mencionado velo.” También se habla de la obligación de cubrirse los pechos y la razón estaba basada en que existía una tradición en las tierras de la actual Arabia Saudita en que las mujeres se situaban en los cerros mas altos cercanos a los campos de batalla y enseñaban los pechos a sus esposos a punto de guerrear para estimularles ardor y coraje así como las ganas de salir vivos del combate para poder seguir disfrutando de tan exquisitos placeres. El Corán, para prevenir desórdenes, terminó prohibiendo estas singulares prácticas.
Segundo error histórico: los textos coránicos no obligan a las mujeres a portar el velo. Hay que esperar al régimen de Jomeini en Irán en 1979 para que el porte del velo se erija en ley para el conjunto de las mujeres de todo un país y para que a las que no lo respeten se les apliquen los 74 latigazos públicos preceptivos.
Como he dicho antes el debate es principalmente político entre integracionistas y comunitaristas. Por un lado, los partidarios de la tolerancia desearían hacer esta concesión a una práctica que no es otra cosa que la manifestación del oscurantismo y opresión con los que se quiere relegar a la mujer, frente a la laicidad que en este caso significa que los límites a la integración de los inmigrantes es el escrupuloso respeto de los derechos humanos, erigidos en valores universales.
Contrariamente a lo que afirma Javier Elzo el debate que se nos presenta aquí no es laicismo frente a laicidad, sino tolerancia frente a laicidad. Esta es la cuestión. La laicidad no es la tolerancia. La laicidad es neutralidad, campo libre de creencias donde todas se respetan en el ámbito privado y ninguna se manifiesta en el público. La laicidad no tiene nada que tolerar. Tolerar es otra cosa, es sufrir una agresión y aceptarla para evitar males mayores fingiendo no haberla sufrido. Es poder hacer lo mismo sin respuesta que temer en nombre de una absurda reciprocidad.
Tolerar el velo en la escuela laica es traicionar la misión esencial de ésta. La escuela recibe a seres para hacerlos libres, los educa bajo una presión pedagógica no exenta de cierta “violencia”, pero la educación no puede empezar más que con seres “ingenuos” para acabar siendo democrática haciendo de ellos seres libres que no han sido predeterminados religiosamente hablando, abiertos a todas las informaciones, accesibles a todos los desarrollos de la razón. Al mismo tiempo que se les dota de las herramientas intelectuales para la crítica y de la valentía para utilizarla. Pues bien, este proyecto pedagógico es radicalmente incompatible con la exteriorización de signos de pertenencia a cualquier religión en las aulas donde se desarrolla.
Los conflictos de interpretación han sido permanentes a lo largo de los siglos XIX y XX sobre que sentido tiene la laicidad. Los debates giraban sobre la cuestión de la separación de las religiones y el Estado, sobre la separación de lo público y lo privado, asuntos que convirtieron a Francia en el único país auténticamente laico de Europa, por las respuestas practicas que este país supo dar a estas inquietudes de esencia republicana.
La laicidad no es un compromiso que se consensuado ante cada situación, por muy compleja que ésta sea. Al lado de los que tienen una religión hay quienes no la tienen por que las juzgan insuficientes a la hora de dar una explicación del mundo y de la vida satisfactoria, independientemente de que algunas de sus ideas hayan podido hacer avanzar la humanidad. Una humanidad que sin un sistema de educación auténticamente laico no podría garantizar la democracia.
No estoy tampoco de acuerdo con Javier Elzo cuando dice que al fin y al cabo es solo un pedazo de tela y que estamos acostumbrados a verla en las monjas. Quizás tenga razón al recalcar este dato en el país de Europa donde los grupos religiosos ocupan la mayor cuota de presencia en la enseñanza. Esta situación explica nuestra falta de sensibilidad por las virtudes de la laicidad. De cualquier manera las religiosas que hagan lo que deban hacer en espacios privados, pero jamás se les debería permitir dar clases en un lugar público con su toca de rigor, espacios de enseñanza estos a los que se refiere el presente debate.
Pero quizás mis discrepancias con Javier Elzo se acentúan cuando, con la intención de quitar importancia a la cuestión del velo islámico, dice que la escuela ya no es un lugar de socialización de los jóvenes, basándose en una encuesta efectuada sobre este colectivo. Los mismos adolescentes objeto de la encuesta medirán, qué duda cabe, de un modo bien distinto, con el paso de los años, la importancia que tiene la formación que recibieron y su naturaleza, como lo han hecho las generaciones anteriores. De cualquier modo, la cuestión aquí planteada es saber si desde los poderes públicos se quiere o no apostar por hacer de la escuela un espacio donde se construya la ciudadanía. Ciertamente la despreocupación que a veces observamos en nuestros gobernantes puede hacer pensar que se está renunciando a este objetivo, lo que no debe llevarnos a que desde la sociedad civil tiremos la toalla. En este sentido me parece un excelente argumento a favor de la vigencia del papel socializador de la escuela la película Ser y Tener realizada por el director francés Nicolas Philibert, que hemos podido ver recientemente en nuestros cines.
La actitud frente al velo islámico da cuenta de la complejidad con la que el laicismo, como principio básico la enseñanza publica, debe aplicarse en tiempos de inmigración masiva de personas de culturas distintas a las de los países de acogida. Ante fenómenos nuevos respuestas nuevas, sin que por ello haya que huir hacia adelante tolerando n’importe quoi. Para entender lo que ha ocurrido en el país vecino hay que tener presente que la República Francesa se construyó sobre la laicidad. Todos los estados democráticos respetan la libertan confesional y han establecido formas particulares de separación entre lo político y lo religioso, pero Francia elevó la laicidad a valor fundacional.
Ciertos sociólogos abrumados por una cierta mala conciencia occidental, están escamoteando que el velo es un signo visible de la subordinación de la mujer musulmana. El velo islámico es un claro signo de alineación aunque en ciertos casos puede expresar una cierta pertenencia comunitaria al tener, las mujeres que lo portan, el sentimiento de no estar integradas en los países de acogida, aunque en la mayoría de los casos se manifiesta como una estrategia neo-fundamentalista para volver a islamizar Oriente e islamizar Occidente, con la complicidad, en este último caso, de esa sociología de la compasión que renuncia a que las sociedades modernas estén dotadas de un sistema de valores coherente, convirtiéndose con esta actitud, en nombre de la tolerancia, en agentes objetivos de la introducción de la intolerancia en el cuerpo social occidental. Hoy se tolera el velo mañana el burka, y porqué no, la poligamia, o la escisión del clítoris.
Como afirma Chahdortt Djavann, escritora iraní refugiada en Francia, en su sobrecogedor libro «Bas les voiles!», si aceptamos el simbolismo del cuerpo femenino como una amenaza diabólica ello significaría el final de la igualdad de los sexos.
Esta “tela” se lleva ya en algunos establecimientos escolares públicos de nuestra geografía, a mi modo de ver, por que la administración ha hecho dejación de sus obligaciones. Mañana el fenómeno islámico fundamentalista aprovechará estas brechas para debilitar nuestro sistema de valores fundado sobre los derechos humanos, introduciendo su fanatismo reaccionario de consecuencias imprevisibles, de las que nos podríamos arrepentir.

José Luis Gómez Llanos. Abogado y Sociólogo

FORMACIÓN ACADÉMICA: - Diplomado en Economía Política. Universidad de Vincennes 1975 - Licenciado en Derecho por la Universidad de París VIII y Madrid. 1981. - Maitrise Ciencias Políticas (París).1983. - Cursos monográficos del Doctorado. (S. Sebastián). 1982. - Suficiencia de Investigación Diploma de la UPV 2002 .Programa de doctorado realizado: “ Procesos de cambio en la sociedad actual.” MIEMBRO DE LA SOCIETE FRANCAISE DE L’EVALUATION. PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD VASCA DE LA EVALUACION DE LAS POLITICAS PUBLICAS Español / Francés: Bilingüe

6 comentarios

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Anónimo
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11 junio, 2009 delete

Lo leo luego, ahora bajo a comer.
Enhorabuena por el blog.Ya te daré caña, jajaja
Privata

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Anónimo
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11 junio, 2009 delete

¿Y mi comentario?
Privata

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Anónimo
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16 junio, 2009 delete

Mi opinión sobre el tema es........PROHIBIDO PROHIBIR.
En primer lugar la educación que se da en la escuela no es a seres como el articulista llama "ingenuos" o llamemosles impolutos , como bien dice un refrán español, cada cual de su padre y su madre. En segundo lugar y como sintoma de la sociedad moderna (sociedad de las prisas) es el querer ver la integración en dos años, mejor en uno o ....mañana mismo, la integración de este mestizaje cultural es el mañana, lo veran otros, los de hoy sólo podemos ir quitando las piedrecitas del cámino para andar lo mejor posible y los más que se pueda.

xr22

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Broc
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17 junio, 2009 delete

José Luis, ante todo agradecerte el invitarnos y animarnos a participar con nuestras opiniones en este espacio.
Después felicitarte por este completo y documentado artículo, donde hay mucho que decir, tanto a favor como en contra, no por considerar las opiniones expresadas como falsas o verdaderas, si no por dar la propia opinión que no siempre es coincidente (a veces ni con las propias expresadas anteriormente).
Felicidades por el blog y prometo entrar en debate en cuanto tenga tiempo.

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Flor
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18 junio, 2009 delete

Jose luís, felicidades por tu blog...muy interesante el artículo. Es tan extenso que es dificil de comentar jajajaja, la próxima vez dejaló mas incompleto jajajaa (es broma)

Besitosss

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Anónimo
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19 junio, 2009 delete

¿ El velo ? ¿ Qué velo? yo no veo el velo.... Aquí te dejo lo que yo veo, y lo que ellas quieren, a saber:

http://www.youtube.com/watch?v=Z5w7UxYHH28&feature=related
firmado: Sin pena ni gloria

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Bienvenido sea tu comentario que seguro que interesara hasta a los que no la comparten. Gracias