Cien Días entre Napoleón y Roosevelt.

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Publicado en Diario de Noticias de Gipuzkoa. 21 agosto 2009

No recuerdo que en legislaturas anteriores se haya puesto tanto énfasis en los 100 primeros días de gobierno del inquilino de Ajuria Enea. Será un síntoma del asentamiento de la democracia que la alternancia no ha hecho más que consolidar o una serpiente de verano magnificada por unos medios de comunicación huérfanos en noticias. En cualquier caso la expectación de marcar esa efeméride ha sorprendido si tenemos en cuenta el poco interés objetivo que tiene fiscalizar 3 meses de gobierno cuando además dicho periodo abarca la mitad del verano. Como hemos podido constatar, para algunos, han sido cien días en los que nunca se había hecho tanto en determinadas materias, y para otros, por el contrario durante los cuales nadie había hablado tanto habiendo hecho tan poco.

Como lo dicho anteriormente, el verano esta haciendo el resto. Incluso para los que con este acontecimiento, han querido emular los primeros 100 días en la Casa Blanca del negro mas mediático del planeta, la conmemoración de esta etapa ha quedado deslucida. Las comparaciones, dice el dicho, son odiosas aunque a veces abren horizontes.
Los cien días más famosos son, que duda cabe duda, los vividos en Francia a partir de marzo de 1815, siendo seguramente la matriz histórica de esta enigmática costumbre. Napoleón ha recuperado un poder que guardará a duras penas hasta la debacle de Waterloo, mientras que dos francias se van a enfrentar en una lucha que, digan lo que digan los historiadores, fue tan cómica como trágica. La idealización de la historia del país vecino, ha hecho que el concepto les Cent-Jours nos haya llegado con un contenido totalmente opuesto al que le tocó sufrir al pequeño general corso, emperador de los franceses. Todo acabaría el 28 de junio de 1815 con la segunda restauración de Luis XVIII como rey de Francia, poniendo fin a las llamadas Guerras Napoleónicas, así como al imperio francés de Napoleón Bonaparte. Durante esos cien días, lejos de cualquier cortesía entre grupos opuestos, vamos a asistir a una lucha encarnecida, a un choque de legitimidad sin cuartel, a enfrentamientos a golpe de símbolos excluyentes. ¿A que otra cosa hemos asistido desde la victoria de la coalición PSE-PP, en Euskadi?
En plena depresión otro hombre iba a dejar huella en la historia asociando su nombre al de los cien días: Franklin Delanoe Roosevelt. El mismo día de su nombramiento declaraba “lo único que tenemos que temer es al temor, el miedo sin nombre, el irracional, no hemos sido invadidos por una plaga de saltamontes, nuestra tarea esencial es poner a trabajar a la gente”. Así nacía el New Deal el 4 de marzo de 1933, y un periodo de su historia que bautizarían también con el de los Cien días. Keynes tomaría buena nota de todo ello creando la teoría económica que llevaría su nombre.
Desde su entrada en la Casa Blanca hasta el 16 de junio más de 20 leyes pusieron en marcha una economía paralizada y restauraron la confianza social destruida en 1929.
Cuatro tipo de medidas fueron tomadas: Un sistema de obras publicas dirigidas por el estado para emplear a los parados, un dispositivo para relanzar la industria y los sectores mas afectados, una política de prestamos a todas las administraciones de la Unión, colectividades locales, empresas y una batería de medidas para los jóvenes de 18 à 25 años para la realización de trabajos de interés publico. Respecto a las medidas de carácter industrial, Roosevelt desde su silla de ruedas de minusválido amenazó a los empresarios y sindicatos reunidos con retenerles hasta que alcanzaran un acuerdo. Así dicho y así fue. Tras una semana sin salir para nada de la sala, dotaron a EEUU de una ley industrial cuyos principios rigen hoy día la vida económica del país.
¿Hoy, como nos estamos enfrentando a la crisis? Existe la sensación de que las medidas que se están tomando, no están a la altura de las circunstancias, y requieren medios más eficaces y eficientes. Los tiempos no son los mismos, las circunstancias políticas, económicas y sociales no son iguales tampoco, pero nuevamente y en eso siempre nos enfrentamos a lo mismo: el tiempo apremia y no disponemos de él a nuestra conveniencia.
Llama la atención que hace un año se nos decía que estábamos en las mejores condiciones para enfrentarnos a la crisis y ahora resulta que estamos en el pelotón de cola de países occidentales para salir de ella. Como tampoco se nos dice en que estado vamos a salir de ella. ¿Aprovecharemos esta crisis como una oportunidad para mejorar?
Hoy, cien días significa periodo en el cual a los gobernantes, la oposición, debe dejar gobernar, tomar posesión más bien de sus nuevas funciones y dejar tomar las nuevas medidas antes de ejercer su crítica como oposición. Y si en esos primeros cien días de mandato a nuestros gobernantes, en tiempos de crisis, les exigiéramos entre ¿ser Roosevelt o ser Napoleón? Los cien días de Euskadi se quedaron sin dueño, porque a la acción de un gobierno, en tiempos de crisis, hay que darle muchos más contenidos. La política como la historia odia el vacío. Para ello, los ciudadanos estarían dispuestos a conceder a nuestros gobernantes bastante más tiempo.

José Luis Gómez Llanos (abogado y sociólogo)

FORMACIÓN ACADÉMICA: - Diplomado en Economía Política. Universidad de Vincennes 1975 - Licenciado en Derecho por la Universidad de París VIII y Madrid. 1981. - Maitrise Ciencias Políticas (París).1983. - Cursos monográficos del Doctorado. (S. Sebastián). 1982. - Suficiencia de Investigación Diploma de la UPV 2002 .Programa de doctorado realizado: “ Procesos de cambio en la sociedad actual.” MIEMBRO DE LA SOCIETE FRANCAISE DE L’EVALUATION. PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD VASCA DE LA EVALUACION DE LAS POLITICAS PUBLICAS Español / Francés: Bilingüe

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