La cultura la gran ausente en las elecciones DEIA ( 25-05-2007)

19:01 0 Comentarios A+ a-


La cultura, la gran ausente en las elecciones

por Jose Luis Gómez Llanos


Siempre debería considerarse un síntoma inquietante la ausencia del debate sobre la cultura y el arte en una campaña electoral. En esta campaña todo discurre como si las cuestiones culturales no tuvieran relevancia o no interesasen al ciudadano. Y, sin embargo, el paradigma de una civilización, lo que nos hace ser y sentirnos miembros de un conjunto cultural, es la lengua, unas bases comunes de pensamiento, las artes. Este tesoro inmaterial es lo que hace posible la relación al otro, a través del intercambio simbólico. Uno se puede preguntar qué sería de una civilización, prácticamente alejada de la religión, si su capacidad de relación simbólica también vendría a desaparecer, poniendo así en riesgo la indispensable identidad cultural común sin la cual no podríamos vivir juntos en armonía. Como dice el dramaturgo inglés Edward Bond, qué nos quedaría de los griegos, nuestros orígenes de civilización, si no nos hubieran legado su filosofía, su teatro, su mitología, sus templos, sus estatuas. ¿Puede esta ausencia de debate en período electoral explicarse por el lamentable estado en el que se encuentra la cultura? Quizás no se quiera hablar de algún bochornoso episodio como es el caso del Auditorio de Vitoria, o de otra mega-infraestructura ideada sin saber para qué. 

Hemos llegado a un punto en el que sólo se habla de cultura desde la disyuntiva de construir o no construir algún edificio emblemático donde celebrar el creciente vacío creativo que sufre la sociedad. El desarrollo cultural vasco en general se ha caracterizado por una súper-dotación global de infraestructuras y de equipamientos culturales pero con un desigual reparto, tanto geográfica como socialmente. Más preocupante que los eternos agravios comparativos en la dotación de infraestructuras de ámbito espacial resulta, sin duda, el hecho de que la cultura no llegue a todos los públicos. Asumida la pluralidad social de nuestra sociedad, las actuaciones públicas en cultura deben dirigirse a todos y cada uno de nosotros, siguiendo el modelo de la sanidad o de la educación públicas. Se acusa una falta de coordinación de instituciones a la hora de poner en marcha sus políticas culturales, a nivel local y superior, debido a un reparto de competencias un tanto rígido que ninguna de las instituciones beneficiarias está dispuesta a compartir, dificultando la complementariedad y provocando el solapamiento y, en definitiva, el derroche de los recursos tanto materiales como humanos. También se puede observar estos años atrás, la gran variedad de formas nuevas de la creación artística que van apareciendo sin que nadie sepa ante qué fenómeno nos encontramos, ni su amplitud y aun menos cómo debe situarse la administración para acompañar su evolución sin fagocitar sus potencialidades. Estos elementos deberían hacer reflexionar a las autoridades públicas cuya misión es, además de rendir culto al arte triunfador y competitivo, apoyar a la creación que nunca está donde creemos que está ni se instala en los territorios que conviene a la sociedad, sino donde mejor se expresan las inquietudes para la reflexión y desarrollo conflictivo de los sentimientos creativos. Para paliar ese fracaso estrepitoso las instituciones invaden los territorios donde la creación debería reinar a sus anchas, con infraestructuras vacías de sentido. Cínicamente después se dirigen a los creativos para que estos los llenen de contenido. 

El diálogo de sordos está servido. Esta falta de colaboración entre creativos y administración está en el origen de más de un desaguisado cultural. Como tampoco, la política que se necesita es solamente una ayuda simbólica a la experimentación, como hacen numerosos ayuntamientos; urge experimentar una política pública que asocie a todos los actores y se inscriba en el marco de definición y de reforma más amplia. La cultura carece de sentido, está inmersa en una profunda crisis de identidad, ya que hoy nadie discute su importancia y su papel como factor de desarrollo de las ciudades. Tampoco sorprende ya a nadie el que en numerosas ciudades europeas las políticas culturales estén en el centro de las estrategias, no solamente para mejorar la imagen y el prestigio de estos territorios, sino afín de utilizar la herramienta cultural para la creación de empleo y perspectivas de desarrollo. ¿Pero es ésa la vocación exclusiva de la cultura? Como lo recalca Alain Finkielkraut en su libro La derrota del pensamiento, la cultura está altamente contaminada; un clip de publicidad de promoción de una ciudad es igual que una obra de teatro de Shakespeare; todo es igual, todo es cultural, la cultura está acaparando el ámbito de la diversión, de lo que se trata es de distraer a las masas, se parte de la búsqueda del placer, el hedonismo es la regla. 

El balance que hacemos, por lo tanto, no es halagüeño y los elementos necesarios para avanzar son tantos y de tal magnitud que las perspectivas para la cultura son más que inciertas. Y, sin embargo, como decía Albert Camus en un texto poco conocido que se titula Salir del impasse mediante la creación "...Conservando la hermosura, estamos preparando ese día de renacimiento donde la civilización pondrá en el centro de la reflexión, esa virtud viva sobre la que se sustenta la dignidad del mundo y de lo humano y que ahora nos corresponde definir ante un mundo que la insulta...". Llegará un día en que artistas, productores y el público no les quede más remedio que inventar nuevas formas de democracia para dar juntos un sentido al futuro de la cultura. Con la belleza como horizonte.

* Es abogado y sociólogo.

FORMACIÓN ACADÉMICA: - Diplomado en Economía Política. Universidad de Vincennes 1975 - Licenciado en Derecho por la Universidad de París VIII y Madrid. 1981. - Maitrise Ciencias Políticas (París).1983. - Cursos monográficos del Doctorado. (S. Sebastián). 1982. - Suficiencia de Investigación Diploma de la UPV 2002 .Programa de doctorado realizado: “ Procesos de cambio en la sociedad actual.” MIEMBRO DE LA SOCIETE FRANCAISE DE L’EVALUATION. PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD VASCA DE LA EVALUACION DE LAS POLITICAS PUBLICAS Español / Francés: Bilingüe

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