La derecha francesa por cuarta vez consercutiva. Diario de Alava (21-06-2007)

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Tribuna Abierta

La derecha francesa por cuarta vez consecutiva
por José Luis Gómez Llanos
Tras la segunda vuelta de las elecciones legislativas, los franceses han culminado el largo proceso electoral que les ha llevado a tener que votar cuatro veces en algo más de dos meses, lo que explica la fatiga de los votantes, reflejada en la alta tasa de abstención, que esta vez llegó al 40%. Los resultados de la segunda vuelta de las elecciones legislativas han ratificado el cambio de rumbo que la sociedad francesa puso en marcha con la elección de Nicolás Sarkozy como presidente de la República.
Si su amplia victoria fue la coronación de Nicolás Sarkozy, la victoria -clara pero no tan aplastante como algunos habían previsto- de su partido, la UMP, en las legislativas es un primer aviso contra un uso indebido del poder. Los socialistas, que durante días temieron ser, literalmente barridos, han salvado los muebles. No se ha producido, por lo tanto, un triunfo de la derecha tan masivo como el de la izquierda, la llamada marea rosa, de 1981, tras la elección presidencial de Mitterrand, o el de la misma derecha en 1993, cuando la izquierda obtuvo sólo 91 diputados. Los franceses han elegido un contrapeso que permita el equilibrio y han expresado su oposición a las primeras medidas del Gobierno Sarkozy, sobre todo al aumento del impuesto sobre el valor añadido (IVA social). Por lo tanto, no se ha producido el tsunami de conservadurismo que profetizaban las encuestas, pero se mantiene la claridad del mandato político que los franceses han otorgado a la UMP y que van a proveer al nuevo presidente de una situación muy favorable, aunque el inesperado repunte socialista en Francia oscurece el triunfo de Sarkozy.
Duramente castigada en la primera vuelta por la desmovilización de un electorado desencantado tras el plebiscito de Sarkozy, la izquierda apostó sus últimos cartuchos para salvar la cara al despertar ciudadano y al voto de los electores que, en las presidenciales, optaron por el centrista François Bayrou. Concretamente, los socialistas, que habían presentado un modelo alternativo, han visto confirmada su derrota cuya severidad queda, de alguna manera, algo minimizada por el hecho de haber logrado aumentar 40 diputados, o porque el ministro estrella del actual gobierno, Alain Juppé, ha perdido su escaño, pérdida, a un mes de su designación, que ha dejado un amargo sabor de boca a la derecha.
No ha sido el aumento de la participación lo que ha mejorado el resultado para la izquierda socialista respecto a la primera vuelta puesto que la abstención se ha mantenido casi en el mismo porcentaje. El aumento del voto a la izquierda hay que buscarlo, por consiguiente, en la desmovilización de los votantes de la derecha, en una mayor movilización de la izquierda o en el corrimiento hacia los socialistas de votantes del centro que, en las presidenciales y en la primera vuelta de las legislativas, votaron a la derecha.
Cuatro elecciones, cuatro derrotas para la izquierda: ése es el balance. Con ser importante, la división socialista no explica todo el éxito de la derecha. La anemia económica, el paro y el deseo de cambio que Sarkozy tuvo la habilidad de abanderar, a pesar de haber sido miembro de los principales gobiernos de Chirac, también han influido. Por consiguiente, las elecciones legislativas han dado a Nicolás Sarkozy una amplia mayoría parlamentaria para consumar la doble ruptura con el socialismo (Mitterrand) y el conservadurismo (Chirac).
La nueva Francia inicia hoy un nuevo ciclo que se caracteriza por la renovación generacional, el reforzamiento de la presidencia frente al Ejecutivo y el Legislativo, la recuperación del orgullo nacional y de la iniciativa al frente de la UE, difuminados en los años de Chirac, una fuerte bipolarización y un programa liberal en lo económico y conservador en lo político. Respecto al futuro de la izquierda, a la luz del derrotismo de las últimas semanas en el seno de sus filas, puede que nos encontremos ante una nueva huida hacia delante. Porque nada es peor que un exceso de pesimismo. Cuando lo peor no ocurre y el drama no se transforma en catástrofe, existe la tentación de alegrarse del drama y de no emprender nada para evitarlo. La derrota de la izquierda, por no haber sido de bulto, puede que traiga como consecuencia que sus dirigentes no se cuestionen en profundidad su responsabilidad en esta debacle histórica, cuando esta corta derrota de la segunda vuelta de las legislativas sólo demuestra una cosa: que podían haber ganado.
Lo que ha ocurrido esta primavera en Francia se parece a un atraco. La izquierda dominaba, se sentía imbatible, el candidato de la derecha había sido cuestionado repetidamente en la calle y en las urnas, habían transcurrido 12 años de presidencia de Chirac, la deuda pública era alarmante, el problema de la violencia en los suburbios, la personalidad de su líder, las derrotas en las elecciones provinciales, regionales, europeas. Todo ello presagiaba una victoria clara de la izquierda. Imperdonable.
* Abogado y sociólogo

FORMACIÓN ACADÉMICA: - Diplomado en Economía Política. Universidad de Vincennes 1975 - Licenciado en Derecho por la Universidad de París VIII y Madrid. 1981. - Maitrise Ciencias Políticas (París).1983. - Cursos monográficos del Doctorado. (S. Sebastián). 1982. - Suficiencia de Investigación Diploma de la UPV 2002 .Programa de doctorado realizado: “ Procesos de cambio en la sociedad actual.” MIEMBRO DE LA SOCIETE FRANCAISE DE L’EVALUATION. PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD VASCA DE LA EVALUACION DE LAS POLITICAS PUBLICAS Español / Francés: Bilingüe

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